El 20 de noviembre, organizaciones del sector agrícola y del transporte de carga anunciaron una de las protestas más grandes previstas para este año en México. El Movimiento Agrícola Campesino, en conjunto con la Asociación Nacional de Transportistas (ANT), confirmó un paro nacional acompañado de bloqueos carreteros que tendrán lugar el próximo 24 de noviembre. Las medidas implicarán cierres en vías federales y estatales que atraviesan 25 estados, configurando un escenario de alto impacto para la movilidad, la logística y el comercio nacional.
La convocatoria surge después de meses de tensiones, denuncias y llamados sin respuesta, según los líderes de ambos sectores. Campesinos y transportistas afirman que la situación de inseguridad, abandono institucional y deterioro de las condiciones laborales llegó a un punto crítico que hace imposible continuar operando en condiciones seguras y rentables.
Fecha:Thursday 20 Nov de 2025
Gestor:INSTITUTO IDIAT
Lo que inicialmente comenzó como una demanda campesina terminó convirtiéndose en un movimiento nacional debido a los problemas compartidos entre productores agrícolas y conductores de transporte pesado. Ambos sectores enfrentan:
Inseguridad creciente en carreteras y zonas rurales,
Extorsiones y cobro de piso que afectan la operación diaria,
Asaltos y violencia armada contra unidades de carga y vehículos particulares,
Incremento acelerado de costos, incluyendo combustible, insumos, seguros y mantenimiento,
Ausencia de programas efectivos de apoyo al campo y a los pequeños productores.
Los dirigentes señalaron que el paro es una medida de último recurso. Según explican, los intentos previos de diálogo con autoridades federales no han logrado resultados concretos, y las promesas de reforzar la seguridad han quedado en declaraciones públicas sin acciones verificables.
Las organizaciones participantes anticiparon cierres en puntos carreteros estratégicos, lo que podría interrumpir rutas clave para la distribución nacional de mercancías. Entre las zonas que podrían verse más afectadas están:
Autopistas de acceso a la Ciudad de México,
Corredores económicos del Bajío y Centro Occidente,
Regiones agroindustriales del Pacífico,
Tramos fronterizos del norte utilizados para exportación,
Carreteras federales en estados como Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Sonora y Sinaloa.
Aunque los dirigentes aseguran que se buscará afectar principalmente el tránsito de carga, reconocen que las carreteras podrían quedar completamente saturadas, afectando también la movilidad ciudadana y el transporte público.
El pliego de exigencias del paro nacional contempla tres ejes prioritarios:
Transportistas denuncian un aumento dramático en asaltos violentos, robos de mercancía y secuestro de unidades. Muchos operadores han abandonado rutas consideradas “de alto riesgo”, lo que afecta la disponibilidad de transporte y aumenta los costos logísticos.
Campesinos reclaman que el Gobierno Federal ha reducido programas de apoyo, eliminado subsidios clave y dejado desprotegidos a pequeños y medianos productores. La subida de costos en fertilizantes, semillas y combustibles ha reducido la rentabilidad a niveles insostenibles.
Ambos sectores coinciden en que la inseguridad está afectando la continuidad de la cadena productiva y comercial. Los retrasos, pérdidas económicas y daños en mercancías repercuten directamente en los precios de alimentos y en el abastecimiento de mercados nacionales.
Expertos advierten que una protesta de esta magnitud podría generar:
retrasos en el transporte de alimentos, combustibles y mercancías esenciales,
afectaciones en exportaciones agrícolas,
aumentos temporales en precios de productos clave,
congestión logística en puertos y centros de distribución,
pérdidas millonarias para empresas de transporte, comercio y agroindustria.
El sector agrícola, que ya enfrenta desafíos por sequías, altos costos de producción y baja rentabilidad, podría sufrir mayores impactos si las rutas quedan bloqueadas durante varias horas o días.
Hasta ahora, la respuesta oficial ha sido moderada. Funcionarios federales han señalado su disposición a establecer mesas de diálogo, pero los líderes campesinos y transportistas insisten en que no levantarán la convocatoria sin compromisos firmados y mecanismos de seguimiento.
Si no se alcanza un acuerdo antes del 24 de noviembre, México podría enfrentar una de las jornadas de protesta más disruptivas e influyentes de los últimos años, con repercusiones directas en la seguridad alimentaria, la logística nacional y la estabilidad del sector agrícola.