En una de las movilizaciones más contundentes del sector agrícola en los últimos años, miles de productores de maíz y sorgo de al menos 17 estados del país se unieron en un paro nacional para exigir precios de garantía y condiciones dignas para comercializar sus cosechas. Las protestas incluyeron bloqueos carreteros en puntos estratégicos como Guadalajara, Silao, Michoacán y Guanajuato, generando un fuerte impacto en la movilidad y visibilizando el descontento acumulado en el campo mexicano.
Fecha:Wednesday 29 Oct de 2025
Gestor:INSTITUTO IDIAT
Los agricultores denuncian que los precios ofrecidos por el Gobierno Federal no cubren los costos de producción, lo que pone en riesgo la viabilidad económica de miles de familias rurales. “No pedimos subsidios, pedimos justicia. Queremos vender lo que producimos a un precio que nos permita vivir”, expresó uno de los líderes del movimiento en Jalisco.
La caída de los precios internacionales del maíz y el sorgo, sumada a la falta de apoyos directos, ha generado una crisis silenciosa en el campo. Los productores aseguran que el abandono institucional y la falta de diálogo han agravado la situación, obligándolos a tomar medidas de presión.
Durante los días 27 y 28 de octubre, se registraron bloqueos en autopistas, accesos a centros de distribución y zonas urbanas clave. En Silao, Guanajuato, cientos de tractores y camiones agrícolas paralizaron el tránsito, mientras que en Michoacán se organizaron marchas pacíficas con pancartas que exigían “precios justos ya”.
La protesta fue coordinada por diversas organizaciones campesinas, cooperativas y asociaciones regionales, que lograron articular una acción nacional sin precedentes. Aunque las manifestaciones fueron mayoritariamente pacíficas, se reportaron tensiones en algunos puntos debido a la presencia de fuerzas de seguridad.
Ante la presión social y el impacto económico de los bloqueos, el Gobierno Federal convocó a una mesa de diálogo urgente con representantes del movimiento. Las negociaciones se llevaron a cabo en la Secretaría de Gobernación y contaron con la presencia del secretario de Agricultura, Julio Berdegué, y el subsecretario César Yáñez.
El resultado fue un acuerdo preliminar que contempla un apoyo directo de $950 pesos por tonelada de maíz, además de la ampliación del programa “Sembrando Soberanía” para incluir a más productores. Aunque algunos sectores consideran insuficiente el monto, el acuerdo permitió levantar los bloqueos y abrir un canal de diálogo permanente.
El paro nacional ha puesto sobre la mesa la urgencia de una política agrícola integral que proteja a los pequeños y medianos productores frente a la volatilidad del mercado global. Expertos del sector señalan que se requiere una reforma estructural que incluya financiamiento accesible, infraestructura de almacenamiento, y mecanismos de comercialización más equitativos.
Además, el movimiento ha evidenciado la capacidad de organización del campo mexicano y su disposición a defender sus derechos. “Este paro no fue solo por el maíz, fue por el respeto que merecemos como productores de alimentos para México”, concluyó una agricultora de Guanajuato.
Este episodio marca un antes y un después en la relación entre el agro y el Estado. El campo mexicano ha hablado con fuerza, y ahora el reto está en transformar ese grito en políticas públicas que garanticen sostenibilidad, justicia y dignidad para quienes alimentan al país.