Repunte del Agro Peruano: Producción y Clima Impulsan el Mejor Crecimiento Desde 2022

SUCESO IMPORTANTE EN EL SECTOR AGRICOLA

En mayo de 2025, el sector agropecuario peruano registró un aumento interanual del 9,3 %, impulsado por la agricultura (+11,6 %) y la ganadería (+3,3 %). Destacaron cultivos como frijol caupí, aceituna, arándano, cacao, palta, quinua, papa y arroz, además de aumentos en pollo, leche y porcino. Este crecimiento fue el mayor registrado en mayo desde 2022, gracias a buenas condiciones climáticas y disponibilidad hídrica. El desempeño impulsa el ingreso de productores y el dinamismo rural.

Repunte del Agro Peruano: Producción y Clima Impulsan el Mejor Crecimiento Desde 2022

Fecha:
Tuesday 22 Jul de 2025

Gestor:
INSTITUTO IDIAT

Panorama general: cifras que marcan una recuperación sólida

El sector agropecuario peruano mostró un repunte significativo durante mayo de 2025, con un incremento del 9,3 % en comparación con el mismo mes del año anterior. Este resultado no solo representa una señal de recuperación tras varios periodos de estancamiento, sino que constituye el mejor desempeño mensual desde el año 2022. Se trata de una cifra alentadora para la economía rural del país, en especial en un contexto marcado por la incertidumbre climática y las fluctuaciones del mercado internacional.

Detrás de este avance se encuentra principalmente el impulso del subsector agrícola, que creció un 11,6 %. Este crecimiento fue favorecido por una mayor disponibilidad hídrica, derivada de lluvias estacionales y una eficiente gestión de recursos en varias cuencas del país. Las condiciones climáticas benignas también redujeron los impactos negativos sobre los cultivos tradicionales y de exportación.

En tanto, el subsector pecuario también contribuyó positivamente, con una expansión del 3,3 %. Aunque el ritmo de crecimiento es menor que el agrícola, representa una consolidación en la producción de carne de ave, cerdo y leche fresca, rubros fundamentales para la seguridad alimentaria nacional. Esta recuperación mixta augura una dinámica estable para el sector en el segundo semestre del año.

 

Cultivos líderes: productos estrella impulsan el agro

La expansión del 11,6 % en el subsector agrícola tiene sus protagonistas. El frijol caupí registró una sorprendente alza del 210,9 %, reflejando un auge de siembra en regiones del norte del país. Le siguieron la aceituna (121,8 %) y el arándano (84,4 %), dos cultivos de alta demanda externa que se han convertido en pilares de la agroexportación. Este comportamiento sugiere una fuerte orientación hacia productos de valor agregado.

Otros cultivos estratégicos como el cacao y la palta también mostraron incrementos del 71,7 % y 60,1 %, respectivamente. En ambos casos, los aumentos estuvieron relacionados con la expansión de áreas productivas en regiones como San Martín y Ayacucho, así como mejoras en prácticas agrícolas. Estas cifras no solo reflejan mayor volumen, sino también avances en productividad y técnicas sostenibles.

Asimismo, cultivos tradicionales como la quinua (42,4 %), la papa (17,4 %) y el arroz (9,2 %) continuaron siendo fundamentales para el consumo interno. Estos alimentos, esenciales para la canasta básica peruana, mostraron un equilibrio entre seguridad alimentaria y rentabilidad comercial, beneficiando tanto a pequeños productores como a medianos empresarios del agro.

 

Producción pecuaria: carne, leche y aves en ascenso

En el sector pecuario, el crecimiento del 3,3 % fue impulsado principalmente por la mayor producción de carne de ave (3,8 %), cerdo (4,8 %) y leche fresca de vaca (3,6 %). Este desempeño refleja una mayor demanda interna por proteína animal, así como mejoras en genética animal y condiciones sanitarias. El consumo de carne de ave se mantiene como el más alto en el país, lo que estimula a productores a ampliar su capacidad de engorde y procesamiento.

La producción de leche fresca también presentó cifras alentadoras, vinculadas a una mejora en el rendimiento por vaca gracias al uso de suplementos alimenticios y mejores condiciones de establo. Además, se reportó un ligero incremento en la demanda industrial de leche para la elaboración de derivados como yogures y quesos.

Por su parte, la producción de carne porcina experimentó un crecimiento sostenido, impulsado por la inversión en granjas tecnificadas y un mayor control de enfermedades. Este subsector se ha beneficiado del aumento en el consumo urbano y de estrategias comerciales para abastecer mercados regionales. A pesar de los desafíos logísticos, los resultados consolidan al sector pecuario como un pilar de la economía rural.

 

Clima favorable y agua disponible: los motores invisibles

Uno de los factores más determinantes del desempeño agropecuario en mayo fue el clima. A diferencia de años anteriores, marcados por sequías o lluvias excesivas, las condiciones meteorológicas de 2025 ofrecieron una ventana de estabilidad que los agricultores supieron aprovechar. Las lluvias estuvieron bien distribuidas y permitieron el adecuado desarrollo vegetativo de los cultivos, en especial en zonas altoandinas y de la selva alta.

La disponibilidad hídrica también fue clave. Muchas regiones lograron una mejor captación y almacenamiento de agua gracias a pequeñas obras de infraestructura rural, como canales, reservorios y sistemas de riego tecnificado. Estos elementos marcaron una diferencia crítica, permitiendo una mayor eficiencia en el uso del recurso y asegurando cosechas en zonas donde antes el riesgo era elevado.

Otro aspecto relevante fue la gestión territorial y de siembra, ya que los agricultores programaron sus campañas de acuerdo con proyecciones climáticas mejoradas. El uso de información satelital y asistencia técnica permitió reducir pérdidas y optimizar el uso de insumos. Esta combinación de factores climáticos, tecnológicos y de gestión explica en buena parte el salto positivo en la producción.

 

Desafíos estructurales: más allá del buen mes

Aunque el crecimiento agropecuario en mayo es alentador, el sector enfrenta desafíos persistentes. La infraestructura rural continúa siendo deficiente en muchas zonas del país, con caminos en mal estado que dificultan el traslado de productos a mercados locales o de exportación. Además, la fragmentación de la propiedad sigue limitando la escala de producción y el acceso a financiamiento formal.

El acceso a crédito agrícola sigue siendo bajo, especialmente para pequeños productores. Muchos agricultores dependen de prestamistas informales con tasas elevadas, lo cual reduce su capacidad de inversión y expansión. Las políticas públicas han intentado fortalecer el rol de instituciones financieras rurales, pero su alcance aún es limitado.

Finalmente, la vulnerabilidad climática sigue presente. A pesar de un mayo favorable, los pronósticos climáticos a largo plazo advierten posibles eventos extremos como heladas o sequías. Esto obliga al sector a mantener mecanismos de adaptación y resiliencia, como seguros agrarios y sistemas de alerta temprana. Consolidar el crecimiento requiere mirar más allá de los buenos números coyunturales.

 

Oportunidades comerciales: exportación y consumo interno

El buen desempeño de cultivos como arándanos, palta, cacao y quinua representa una oportunidad para consolidar la agroexportación peruana. Estos productos tienen creciente demanda internacional, y el incremento en volúmenes puede traducirse en mayores ingresos para el país. Sin embargo, para capturar ese valor es necesario asegurar estándares de calidad, trazabilidad y cumplimiento fitosanitario.

A nivel nacional, el consumo interno también representa una vía para fortalecer el agro. El incremento en la producción de alimentos puede traducirse en una mejora de la dieta peruana, promoviendo el consumo de productos locales frescos. Esto no solo impacta positivamente en la salud pública, sino que dinamiza las economías rurales.

Asimismo, la diversificación productiva, con enfoque territorial y de cadena de valor, permite reducir riesgos asociados a la dependencia de un solo cultivo o mercado. Si se aprovechan los actuales niveles de producción para consolidar alianzas entre productores, compradores y entidades públicas, el impacto económico y social del agro puede multiplicarse en los próximos años.

 

Perspectivas: mantener el ritmo con visión de largo plazo

El crecimiento del 9,3 % registrado en mayo no debe verse como un hecho aislado, sino como una oportunidad para consolidar tendencias positivas en el agro peruano. La continuidad de políticas públicas orientadas a la infraestructura hídrica, asistencia técnica, acceso a mercados y financiamiento será esencial para mantener el ritmo y alcanzar metas sostenibles a mediano y largo plazo.

El uso de tecnologías digitales, el fortalecimiento de las organizaciones de productores y el fomento a la innovación en zonas rurales son elementos estratégicos para el futuro del sector. En un contexto global competitivo, la diferenciación por calidad, sostenibilidad y origen cobra cada vez más relevancia en los mercados.

En definitiva, el mes de mayo ha sido un punto de inflexión. Ahora, la tarea es transformar este crecimiento coyuntural en una tendencia estructural, que permita al agro convertirse no solo en un generador de alimentos, sino en un verdadero motor de desarrollo económico, social y ambiental para el Perú.

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