El sector pecuario mexicano atraviesa una situación crítica tras confirmarse un aumento del 32 % en los casos de gusano barrenador en distintas entidades del país. Este repunte ha encendido las alarmas sanitarias y amenaza con impactar no solo la salud del ganado, sino también la estabilidad de las exportaciones agropecuarias hacia mercados internacionales altamente regulados.
Fecha:Friday 03 Oct de 2025
Gestor:INSTITUTO IDIAT
El gusano barrenador, provocado por la mosca Cochliomyia hominivorax, es un parásito que deposita sus huevos en heridas abiertas de los animales. Al desarrollarse, las larvas se alimentan del tejido vivo del huésped, lo que genera lesiones severas, debilitamiento, infecciones secundarias e incluso la muerte si no se atiende a tiempo.
Por décadas, México había logrado controlar su incidencia mediante campañas de vacunación y vigilancia epidemiológica. Sin embargo, la reaparición y rápido aumento de los casos en 2025 prende las alarmas sobre un retroceso en los avances sanitarios alcanzados.
Reportes de los servicios veterinarios indican que los brotes se concentran principalmente en estados del norte y sureste del país, donde la densidad ganadera y las condiciones climáticas facilitan la propagación del parásito.
En estados como Tamaulipas, Veracruz, Chiapas y Tabasco, los productores pecuarios han reportado pérdidas económicas crecientes debido a tratamientos de emergencia, menor productividad y mortalidad de reses.
El aumento de casos no solo amenaza la producción local, sino que también pone en riesgo la certificación sanitaria que respalda las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos, Canadá y otros mercados internacionales.
Expertos del sector advierten que, si no se controla a tiempo, el país podría enfrentar restricciones comerciales, lo cual tendría consecuencias millonarias para la industria cárnica y láctea.
Ante la crisis, las autoridades federales y estatales han intensificado las campañas de tratamiento con ivermectina, además de implementar controles más estrictos para la movilización del ganado.
Sin embargo, organizaciones ganaderas han manifestado su preocupación por los costos adicionales y la complejidad logística que representan estas medidas, especialmente para pequeños y medianos productores.
El Consejo Nacional de Sanidad Animal (CONASA) recomendó fortalecer la capacitación de veterinarios, ampliar la vigilancia en zonas de riesgo y destinar recursos extraordinarios para contener la propagación.
El repunte del gusano barrenador pone en evidencia la necesidad de reforzar los programas de salud animal y la coordinación entre gobierno, productores y organismos internacionales.
De no actuar con rapidez, el impacto podría extenderse más allá del ámbito pecuario, afectando la seguridad alimentaria, los precios internos de la carne y los ingresos de miles de familias ganaderas que dependen de esta actividad para subsistir.