En un hecho que marca un punto de inflexión en las relaciones comerciales globales, China y Estados Unidos firmaron un acuerdo bilateral para reanudar el comercio agrícola, tras meses de tensiones y aranceles cruzados que habían afectado significativamente el flujo agroalimentario entre ambas potencias. El pacto fue sellado en Corea del Sur por los presidentes Donald J. Trump y Xi Jinping, en el marco de una cumbre económica especial que reunió a delegaciones de alto nivel de ambos países.
Fecha:Tuesday 04 Nov de 2025
Gestor:INSTITUTO IDIAT
El convenio contempla la suspensión total de los aranceles de represalia impuestos por China desde marzo de 2025, los cuales habían limitado severamente la importación de productos agrícolas estadounidenses. A partir de la firma, se reactivan las compras chinas de pollo, trigo, maíz, algodón, sorgo, soja y carne de cerdo, productos que representan una parte esencial de las exportaciones agrícolas de Estados Unidos hacia Asia.
El acuerdo busca restablecer la estabilidad y la confianza comercial, afectadas por una prolongada disputa que había impactado a productores, exportadores y mercados bursátiles. Las nuevas disposiciones permitirán que ambos países retomen el intercambio bajo condiciones más previsibles, aliviando la presión sobre los precios internacionales de granos y proteínas.
Analistas internacionales destacan que este acuerdo no solo reactiva el comercio agrícola bilateral, sino que envía una señal positiva a la economía mundial, en un momento en que las tensiones geopolíticas habían incrementado la volatilidad de los mercados.
Para Estados Unidos, la reapertura del mercado chino significa una recuperación crucial para el sector agrícola, especialmente para los estados del cinturón cerealero y ganadero, donde las exportaciones habían caído drásticamente. China, por su parte, busca garantizar el abastecimiento interno y estabilizar los precios de los alimentos ante una demanda creciente de proteínas y granos.
Además, el pacto incorpora una cláusula de monitoreo conjunto, a través de la cual ambas naciones establecerán un comité técnico de supervisión para garantizar el cumplimiento de los compromisos sanitarios, logísticos y financieros.
Entre los productos más favorecidos por la reapertura destacan la soja y el maíz, dos commodities fundamentales en la dieta animal y humana, así como pilares del comercio agroindustrial global. China es el principal comprador de soja del mundo, y su decisión de levantar las restricciones a Estados Unidos podría traducirse en un incremento del 30 % en las exportaciones estadounidenses durante el primer trimestre de 2026.
Asimismo, los sectores del algodón y la carne de cerdo experimentarán una recuperación significativa, ya que China había diversificado sus proveedores durante el conflicto, recurriendo a Brasil y Argentina. El regreso de Estados Unidos al mercado asiático reconfigura nuevamente el equilibrio de precios internacionales.
El acuerdo también abre la puerta a una colaboración técnica en materia de innovación agroalimentaria, biotecnología y sostenibilidad. Ambas potencias se comprometieron a intercambiar información científica sobre semillas resistentes al cambio climático, manejo de suelos y reducción de emisiones en la cadena agroindustrial.
El presidente Trump calificó la firma como “un triunfo para los agricultores estadounidenses y para la estabilidad global”, mientras que Xi Jinping enfatizó que “la cooperación agrícola entre China y Estados Unidos debe ser un puente de prosperidad, no un campo de conflicto”.
La reanudación del comercio agrícola entre China y Estados Unidos representa una bocanada de aire fresco para los mercados globales, en especial para América Latina, que había asumido un rol protagónico durante la guerra comercial. La normalización de las relaciones podría generar ajustes en los flujos de exportación, pero también traer mayor previsibilidad y equilibrio de precios en los próximos meses.
Con este acuerdo, las dos mayores economías del mundo envían un mensaje de cooperación y pragmatismo, reafirmando que la agricultura sigue siendo un pilar esencial de la seguridad alimentaria y de la diplomacia económica mundial.