China rompe su dependencia de la soja estadounidense y fortalece su alianza agrícola con Sudamérica

SUCESO IMPORTANTE EN EL SECTOR AGRICOLA

En un hecho que marca un nuevo capítulo en la geopolítica agrícola mundial, China no importó ni un solo grano de soja de Estados Unidos durante septiembre de 2025, algo que no ocurría desde noviembre de 2018.

El dato, confirmado por la Administración General de Aduanas de China, refleja un cambio estructural en las cadenas globales de abastecimiento agrícola, donde Sudamérica —especialmente Brasil y Argentina— se consolida como el nuevo socio estratégico del gigante asiático en materia de alimentación y agroindustria.

China rompe su dependencia de la soja estadounidense y fortalece su alianza agrícola con Sudamérica

Fecha:
Monday 20 Oct de 2025

Gestor:
INSTITUTO IDIAT

Una señal de realineamiento comercial

De acuerdo con el informe, las importaciones chinas de soja provenientes de Brasil aumentaron un 30 % en comparación con el mismo mes de 2024, alcanzando 10,96 millones de toneladas, mientras que las provenientes de Argentina crecieron un 91,5 %, llegando a 1,17 millones de toneladas.

La ausencia total de soja estadounidense, sumada al incremento de compras a Sudamérica, muestra que China está diversificando deliberadamente sus fuentes de suministro para reducir la dependencia de los mercados norteamericanos, especialmente en el contexto de tensiones comerciales y políticas.

“China ha aprendido de los conflictos arancelarios de años anteriores. Ahora busca asegurar su seguridad alimentaria con socios más predecibles y con ciclos agrícolas complementarios”, explicó Li Guowei, analista de commodities agrícolas en Beijing.

 

Brasil y Argentina: los grandes beneficiados

El desplazamiento del mercado estadounidense representa una victoria estratégica para América del Sur.
Brasil, ya consolidado como el mayor exportador mundial de soja, fortalece su liderazgo en el mercado asiático gracias a su capacidad logística y a un calendario de cosecha que complementa las necesidades de importación de China.

Por su parte, Argentina, tras mejorar su infraestructura portuaria y las condiciones de molienda, ha recuperado terreno como proveedor alternativo de granos y harinas proteicas.
Ambos países, además, se han beneficiado de la preferencia china por contratos de largo plazo y la posibilidad de pagar en monedas locales o en yuanes, reduciendo costos financieros y exposición al dólar.

Según estimaciones de la consultora AgroData, el 76 % de las importaciones de soja de China en 2025 provendrá de Sudamérica, consolidando una tendencia que se acelera desde 2021.

 

El trasfondo político y estratégico

La decisión de China de dejar de comprar soja estadounidense no responde únicamente a factores de precio o logística.
Expertos señalan que esta medida está alineada con una estrategia más amplia de autonomía alimentaria, en la que Pekín busca reducir su vulnerabilidad ante posibles sanciones, guerras comerciales o fluctuaciones de políticas exteriores.

En los últimos años, el gobierno chino ha invertido fuertemente en:

  • Adquisición de tierras agrícolas en África y Sudamérica,

  • Acuerdos de cooperación tecnológica con Brasil y Argentina,

  • Y proyectos de autosuficiencia agrícola, como la expansión del cultivo doméstico de soja en provincias del noreste como Heilongjiang y Jilin.

“China no puede permitirse depender de un solo país para su suministro de proteínas vegetales. Está construyendo una red multipolar de proveedores y aliados agrícolas”, afirmó el economista internacional Zhou Wei Ping, del Instituto de Estudios Económicos de Shanghái.

 

Implicaciones globales

La medida tiene consecuencias directas en el mercado internacional de commodities.
El precio de la soja en la Bolsa de Chicago cayó brevemente tras conocerse la noticia, mientras que los futuros de exportación brasileños se fortalecieron.
Los analistas prevén que, si la tendencia se mantiene, Estados Unidos podría perder hasta un 25 % de su cuota de mercado global de soja en los próximos dos años.

Además, el comercio marítimo entre Sudamérica y Asia experimentará un aumento considerable, lo que presionará la demanda de transporte, almacenamiento y seguros agrícolas.

Las industrias de biocombustibles, ganadería y alimentos balanceados —que dependen del subproducto de la soja— también se verán afectadas por esta redistribución del flujo global.

 

Estrategia agrícola interna de China

En paralelo, el gobierno de China ha intensificado sus esfuerzos para incrementar la producción interna de soja como parte de su programa de “autosuficiencia de granos y proteínas”.
El plan quinquenal 2026–2030 prevé ampliar en un 20 % las tierras cultivadas con soja mediante incentivos financieros, seguros agrícolas y mejora genética de semillas nacionales.

Asimismo, se está promoviendo la rotación de cultivos soja-maíz en regiones del noreste, con el fin de conservar suelos y reducir la dependencia de importaciones de proteína vegetal.

“China no dejará de importar, pero quiere equilibrar su balanza agrícola. Su meta es que el 40 % de la soja consumida provenga de producción interna para 2030”, declaró Sun Tianlong, viceministro de Agricultura.

 

Una tendencia que redefine el mapa agrícola mundial

La decisión de China envía una señal clara: el epicentro del comercio agrícola mundial se desplaza hacia el eje Asia–Sudamérica.
Mientras Washington intenta recuperar influencia mediante tratados bilaterales, Pekín profundiza su cooperación con naciones que ofrecen abundancia de tierra, agua y recursos naturales, pero también apertura a su modelo de financiamiento.

En este contexto, Brasil y Argentina emergen no solo como socios comerciales, sino como aliados estratégicos en seguridad alimentaria global, posicionando a América Latina como un actor central en la nueva arquitectura del comercio agroalimentario.

 

Conclusión

El hecho de que China no haya importado soja de Estados Unidos por primera vez en siete años no es una simple fluctuación comercial: es una decisión política y estratégica que refleja un cambio profundo en la forma en que el gigante asiático gestiona su seguridad alimentaria.

Este viraje consolida la influencia de Sudamérica en el mercado agrícola mundial, reafirma la independencia económica de China y redefine las relaciones de poder en el comercio global de alimentos.

El mensaje es claro: el futuro del abastecimiento agrícola mundial se escribe hoy entre Asia y América Latina, y China está decidida a liderar ese nuevo capítulo.

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