Argentina logró un avance histórico en la modernización de su agricultura con la incorporación de 63.400 nuevas hectáreas irrigadas durante los últimos dos años, marcando un hito en la expansión de infraestructura hídrica y el uso de tecnologías de riego de precisión. Este crecimiento incluye la venta de más de 600 pivotes centrales y la ampliación de sistemas de riego por goteo, fundamentales para estabilizar rendimientos y reducir el impacto de la variabilidad climática en regiones productivas clave.
El avance responde a un esfuerzo conjunto entre gobiernos provinciales, productores agropecuarios, empresas tecnológicas y organismos de financiamiento que apuestan por transformar la matriz productiva argentina mediante un manejo más eficiente y sostenible del agua.
Los sistemas incorporados —pivotes, goteo y soluciones híbridas— permiten:
uso más eficiente del agua,
reducción de pérdidas por evaporación,
aplicación controlada de nutrientes,
mayor estabilidad de los cultivos año a año,
reducción del riesgo en zonas afectadas por sequías o fenómenos de El Niño y La Niña.
Los expertos señalan que estas 63.400 nuevas hectáreas bajo riego representan un salto significativo en la capacidad de producción para cultivos como maíz, soja, trigo, pasturas, hortalizas y frutales de alto valor.
En los últimos años, Argentina ha enfrentado:
sequías fuertes,
lluvias irregulares,
cambios bruscos de temperaturas,
estrés hídrico prolongado,
pérdidas en cultivos extensivos y economías regionales.
La expansión del riego tecnificado se ha convertido en una estrategia esencial para mitigar pérdidas, mejorar la previsibilidad productiva y reducir la vulnerabilidad del sector agropecuario ante eventos climáticos extremos.
El incremento de la superficie irrigada también ha dinamizado sectores complementarios:
empresas proveedoras de infraestructura de riego,
instaladores técnicos,
fabricantes y distribuidores de maquinaria,
servicios de mantenimiento y monitoreo,
desarrollo de sensores, telemetría y agricultura digital.
Se estima que la inversión generada por la incorporación de nuevas hectáreas superó los US$ 350 millones, impactando positivamente en empleo rural y cadenas asociadas.
Las provincias con mayor crecimiento en hectáreas bajo riego durante el periodo 2023–2025 fueron:
Córdoba: fuerte impulso en cultivos forrajeros y maíz tardío.
Mendoza y San Juan: expansión del goteo en frutales, uva y horticultura.
La Pampa y Buenos Aires: incorporación de pivotes en zonas de alto riesgo hídrico.
Patagonia Norte: aumento del riego para frutales y producción forrajera.
El fortalecimiento regional es clave para ampliar la producción y apoyar economías locales.
Con más superficie asegurada mediante riego, Argentina mejora su:
capacidad exportadora,
estabilidad de oferta interna,
resistencia a la volatilidad climática,
eficiencia en el uso del agua,
adopción de tecnologías de agricultura de precisión.
Esto posiciona al país para competir en mercados internacionales que exigen productos de mayor calidad y menores huellas ambientales.
El gobierno argentino y entidades del sector estiman que el país podría sumar otras 50.000 hectáreas irrigadas hacia 2027 si se mantienen los incentivos y la disponibilidad de financiamiento.
Las prioridades serán:
modernizar sistemas antiguos,
implementar monitoreo satelital,
promover el riego presurizado,
mejorar embalses y captación de agua,
incentivar la reconversión tecnológica en economías regionales.
La expansión de más de 63.000 hectáreas irrigadas representa un paso decisivo hacia un agro más moderno, eficiente y preparado para los desafíos ambientales del futuro. Argentina avanza con firmeza hacia un modelo agrícola capaz de sostener el crecimiento productivo incluso en escenarios climáticos complejos.