Las exportaciones de granos desde Rusia y Ucrania se desplomaron casi un 50 % en 2025, generando gran preocupación por la seguridad alimentaria mundial. Según BIMCO, la caída responde a sequías, sanciones y limitaciones logísticas, que han reducido la capacidad de ambos países como proveedores clave. Rusia recortó envíos en más de 63 %, mientras Ucrania sigue afectada por la destrucción de infraestructura portuaria en el mar Negro. Esta situación impacta a África, Medio Oriente y Asia, regiones dependientes de estos suministros, que ya enfrentan alzas en los precios. La FAO estima que el trigo podría encarecerse entre 10 % y 15 % antes de finalizar el año. Expertos advierten que la recuperación tomará varios años, redefiniendo el equilibrio global de granos y la geopolítica agrícola
Fecha:Tuesday 26 Aug de 2025
Gestor:INSTITUTO IDIAT
El comercio mundial de granos enfrenta una nueva sacudida tras confirmarse que las exportaciones de cereales desde Rusia y Ucrania cayeron casi un 50 % en lo que va del año, una cifra que enciende las alarmas sobre la seguridad alimentaria global. Según un informe de la organización naviera internacional BIMCO, los envíos desde ambos países se redujeron un 49 % interanual entre enero y agosto de 2025, arrastrados por condiciones climáticas adversas, limitaciones logísticas y la persistente presión de las sanciones.
Una caída sin precedentes
Rusia, primer exportador mundial de trigo en la última década, vio desplomarse sus envíos en un 63 % entre febrero y junio, según datos oficiales. La situación se explica por la reducción de cosechas en 2024 y por la imposición de cuotas de exportación más estrictas, implementadas por Moscú para garantizar el abastecimiento interno. En paralelo, Ucrania —que antes de la guerra exportaba más de 40 millones de toneladas de granos anuales— continúa limitada por la destrucción de infraestructura portuaria y las tensiones militares que persisten en el mar Negro.
Impacto en las rutas marítimas
Los puertos rusos en el mar Negro y el mar de Azov reportan una disminución drástica en la salida de buques graneleros. Mientras tanto, los corredores alternativos abiertos por Ucrania hacia puertos europeos no han logrado compensar la pérdida de capacidad logística. BIMCO señala que la flota de transporte de granos en la región opera a menos del 50 % de su potencial, lo que repercute directamente en el comercio internacional y en la estabilidad de precios en mercados emergentes.
Consecuencias globales
La caída de las exportaciones rusas y ucranianas tiene un efecto dominó en países altamente dependientes de sus granos. África del Norte y Medio Oriente, principales compradores de trigo ruso y ucraniano, enfrentan riesgos de encarecimiento y escasez, lo que podría derivar en tensiones sociales y crisis humanitarias. En Asia, naciones como India y China buscan diversificar proveedores, aumentando la presión sobre exportadores como Argentina, Australia y Estados Unidos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que esta reducción podría elevar los precios mundiales del trigo entre un 10 % y 15 % en el último trimestre de 2025, complicando los esfuerzos por estabilizar la inflación alimentaria.
Factores estructurales
Más allá de la guerra, los analistas destacan otros factores estructurales que agravan la crisis:
Perspectivas a futuro
El panorama para los próximos meses sigue siendo incierto. Moscú ha anunciado planes para aumentar la siembra de invierno y ofrecer subsidios a productores locales, mientras que Kiev busca ampliar acuerdos con la Unión Europea para facilitar el tránsito de granos por rutas terrestres. Sin embargo, expertos advierten que la recuperación plena de las exportaciones tomará varios años y dependerá tanto de la estabilización política como de inversiones masivas en infraestructura agrícola y logística.
En conclusión, la caída conjunta de las exportaciones de Rusia y Ucrania redefine el mapa agrícola global. La crisis no solo amenaza la seguridad alimentaria de millones de personas, sino que también reconfigura las alianzas comerciales y geopolíticas en torno a uno de los bienes más estratégicos del planeta: el grano.