Durante el primer semestre, las exportaciones de vino con denominación de origen crecieron un 3 %, mientras que los envíos frutícolas aumentaron un 1,3 %, impulsados por cerezas, paltas y uvas. China, EE. UU. y Brasil lideran los destinos, con Corea del Sur como mercado emergente. Pese a estos avances, persisten desafíos como tensiones arancelarias y necesidad de diversificar mercados. El sector apuesta por estabilizar ingresos mediante innovación y acceso internacional.
Fecha:Tuesday 22 Jul de 2025
Gestor:INSTITUTO IDIAT
En el primer semestre del año, las exportaciones de vino con denominación de origen crecieron alrededor de un 3 %, reflejando una trayectoria estable en los envíos internacionales de esta categoría premium. Este crecimiento modesto se combina con un aumento del 1,3 % en las exportaciones frutícolas frescas, impulsadas por productos de alto valor como cerezas, paltas y uvas.
Estos resultados evidencian una recuperación gradual de los mercados externos tras la pandemia, aunque aún con ritmos moderados. En el caso del vino, los envíos a mercados tradicionales mantienen su fuerza, mientras que el sector frutícola sigue consolidando su presencia global mediante su diversificación de especies.
Pese a la moderación en el crecimiento porcentual, se trata de avances significativos en volumen y valor, que apuntalan la estabilidad exportadora y abren nuevas oportunidades ante un entorno internacional desafiante.
Las cerezas frescas se mantienen como el producto frutícola más dinámico. En la temporada reciente, los envíos alcanzaron cifras récord, con un crecimiento de más del 70 % en valor y alrededor del 150 % en volumen respecto al período anterior. China se consolida como destino principal, recibiendo casi el 90 % del volumen total, lo que refleja su importancia estratégica como comprador dominante.
Aunque el volumen a Corea del Sur y EE. UU. representa una fracción menor, estos mercados emergentes están en ascenso y ofrecen oportunidades adicionales. Corea, por ejemplo, absorbe más cerezas cada temporada, y aunque la participación aún es pequeña, su crecimiento es muy visible.
Este auge de las cerezas mejora la rentabilidad sectorial y representa una ventana de expansión hacia mercados con estándares exigentes, contribuyendo a posicionar a Chile como proveedor de fruta premium de temporada.
Las uvas frescas continúan con envíos sólidos, con un valor ligeramente superior al año anterior. EE. UU. es el destino principal, representando más del 50 % del volumen total exportado, seguido por China y países europeos. El sector mantiene estabilidad, con leves subidas en valor a pesar de un volumen casi estable.
Las paltas también han mostrado crecimientos moderados, con valor incremental y mayor diversificación geográfica. Estados Unidos, la Unión Europea y Asia son los principales destinos, lo que refuerza la relevancia global de este fruto en la canasta exportadora.
Ambos productos combinan presencia consolidada y potencial de crecimiento, especialmente si se fortalece la logística, se mejora la calidad y se accede a nuevos mercados con tratados comerciales. Son pilares que complementan el dinamismo de las cerezas.
China se destaca como el gran comprador de cerezas chilenas: recibe más del 90 % del volumen exportado. Su alta demanda ha impulsado el record de envíos y se mantiene como mercado clave para el sector frutícola.
Estados Unidos concentra gran parte de las exportaciones de uvas y paltas, con participación cercana al 60 %. También compra vino chileno, aunque el crecimiento global del rubro está moderado por tensiones arancelarias que generan incertidumbre.
Brasil se posiciona como destino importante, especialmente para frutas frescas como uvas y paltas, al compartir condiciones climáticas y preferencias comerciales. Corea del Sur aparece como destino ascendente, con compras aún limitadas pero en crecimiento constante.
Las exportaciones de vino chileno con denominación de origen experimentaron un crecimiento del 3 % en el primer semestre, reflejando el prestigio de etiquetas premium que mantienen buena demanda internacional. Este desempeño es relevante pese a presiones comerciales y posibles ajustes regulatorios en destinos como EE. UU.
El mercado estadounidense continúa siendo un buen comprador, aunque ha habido señales de riesgo debido a la imposición de aranceles base del 10 % a algunos productos chilenos. Aún así, el vino con DO ha accedido sin aranceles desde 2015 gracias a tratados vigentes, favoreciendo su competitividad.
Este escenario exige alertas como la diversificación de clientes y la búsqueda de posicionamiento en mercados emergentes como Japón, Corea y Canadá para sostener el ritmo exportador del vino chileno.
La guerra arancelaria internacional, especialmente las medidas unilaterales anunciadas por EE. UU., ha generado tensión para productos como frutas y vinos, incluso cuando existe un marco de conexión comercial. Estos desafíos reafirman la necesidad de diversificar destinos y reducir dependencia de pocos mercados.
Por ello, gobiernos y gremios del agrofrutícola trabajan activamente en apertura de nuevos destinos, como India o Corea, así como en renegociar reglas comerciales existentes, ampliando redes logísticas y mejorando la competitividad de los productos frescos.
El desafío interno es elevar calidad, profesionalizar procesos de empaquetado y certificación, y asegurar menores pérdidas postcosecha, para mantener la imagen exportadora y responder a exigencias internacionales, aún cuando los crecimientos son moderados.
La adaptación tecnológica es clave para el futuro del sector: mejores sistemas de refrigeración, trazabilidad, variedades resistentes y prolongación de temporadas exportables permiten mejorar rentabilidad y acceso a nuevos mercados.
Al mismo tiempo, algunas frutas con valor agregado –como productos deshidratados o congelados– han mostrado crecimientos explosivos en mercados secundarios, lo que sugiere oportunidades para expandir la oferta exportadora más allá del fresco.
La consolidación de cooperativas formales y asociaciones de productores facilita acuerdos colectivos, escala en logística y acceso a financiamiento para invertir en mejora de calidad y capacidad de producción.
De mantenerse este ritmo exportador —con vino creciendo al 3 % y frutas al 1,3 %—, es previsible que los envíos totales aumenten incluso más cuando se consoliden nuevos mercados y variedades. El sector frutícola tiene margen para crecer si se diversifican destinos y productos.
Es clave aprovechar el impulso de la demanda en Asia y otras regiones emergentes, cuyos consumidores aprecian productos premium. El vino de calidad y frutas frescas chilenas tienen perfil ideal para consolidarse en estos nichos.
En el largo plazo, los desafíos regulatorios, logísticos y ambientales deberán ser abordados mediante políticas públicas eficientes, inversión privada estratégica y enfoque cooperativo. Solo así se consolidará un sector exportador capaz de crecer sostenidamente y soportar shocks externos.
Aunque el crecimiento de las exportaciones fue moderado —3 % para vino con denominación de origen y 1,3 % para frutas frescas—, los envíos de cerezas, paltas y uvas mantienen la fortaleza del sector chileno. China, EE. UU., Brasil y Corea del Sur marcan el rumbo de la demanda externa. El desafío está en diversificar mercados, mejorar tecnología y enfrentar presiones comerciales con innovación y estrategia, para asegurar un crecimiento sostenible y sólido en el tiempo.