Chile se prepara para vivir una de las temporadas más prometedoras de su historia agrícola. El país proyecta alcanzar una producción récord de 730.000 toneladas de cerezas durante la campaña 2025/2026, de las cuales se espera que alrededor de 670.000 toneladas sean exportadas, consolidando a Chile como el principal proveedor mundial de esta fruta y el referente indiscutido en el hemisferio sur.
Según estimaciones de la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile (ASOEX), el crecimiento proyectado del 10 % respecto a la temporada anterior responde a una combinación de factores: mejoras tecnológicas en los huertos, ampliación de las superficies plantadas y condiciones climáticas favorables en las regiones productoras de O’Higgins, Maule, Ñuble y Metropolitana.
El presidente de ASOEX, Iván Marambio, destacó que este resultado reafirma la competitividad del sector chileno y su capacidad de adaptación ante escenarios internacionales complejos.
“Chile ha sabido construir una industria sólida, moderna y altamente tecnificada. Hoy nuestras cerezas no solo llegan a China, sino también a mercados de Europa, Estados Unidos, Corea del Sur y el sudeste asiático, fortaleciendo nuestra reputación como país agroexportador de excelencia”, afirmó.
La temporada 2025/26 se desarrolla en un contexto global de déficit productivo en el hemisferio norte, debido a las olas de calor y las sequías que afectaron a productores de China, Turquía y España. Esto abre una oportunidad estratégica para Chile, que podría compensar parte del déficit mundial de cerezas frescas y consolidar su posición dominante en los principales destinos asiáticos.
En particular, el mercado chino —que representa más del 85 % de las exportaciones chilenas de cereza— mantiene una demanda creciente, impulsada por el consumo en fechas festivas como el Año Nuevo Lunar. Se espera que los envíos chilenos comiencen en noviembre y alcancen su punto máximo entre diciembre y enero.
“A pesar de los mayores costos logísticos y de transporte marítimo, la demanda por cerezas chilenas sigue firme. Los consumidores valoran la calidad, tamaño y dulzura de nuestra fruta, atributos que nos diferencian en los mercados más exigentes”, indicó Claudia Soler, gerenta del Comité de Cerezas de ASOEX.
Con el incremento de la producción, los desafíos logísticos se vuelven más complejos. El sector trabaja para evitar los cuellos de botella en puertos y cámaras de frío que se vivieron en temporadas anteriores. Se han implementado nuevas rutas marítimas directas hacia Asia y mejoras en los tiempos de despacho en los puertos de Valparaíso y San Antonio.
Además, el Ministerio de Agricultura de Chile ha reforzado los programas de inocuidad y trazabilidad, asegurando que los estándares fitosanitarios cumplan con las exigencias internacionales.
“Estamos comprometidos con garantizar exportaciones seguras y de calidad. La cereza chilena es un símbolo del trabajo bien hecho en el campo, y representa el esfuerzo de más de 40.000 familias rurales”, declaró el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela.
El crecimiento sostenido del sector cerecero ha llevado a una preocupación creciente por la gestión eficiente del agua. Diversos productores están incorporando sistemas de riego tecnificado, sensores de humedad y energía solar, con el objetivo de reducir el impacto ambiental y garantizar la sostenibilidad del cultivo.
La industria también avanza hacia la carbono neutralidad en los procesos de producción y exportación, implementando medidas como envases reciclables, energías limpias y transporte refrigerado de bajo consumo.
“El desafío no es solo producir más, sino hacerlo mejor. El mundo está mirando a Chile no solo por su volumen, sino por su responsabilidad ambiental y social”, sostuvo Marambio.
De cumplirse las proyecciones, las exportaciones de cerezas chilenas podrían generar ingresos superiores a US$ 2.800 millones, convirtiéndose en el principal rubro de exportación frutícola del país, por encima de las uvas y los arándanos.
El sector espera además una reactivación laboral significativa: durante el pico de cosecha se estima que se generarán más de 150.000 empleos temporales, principalmente en las regiones agrícolas del centro-sur.
La proyección récord de 2025/26 confirma el papel de Chile como actor clave en el comercio frutícola global, destacando su capacidad de innovación, su institucionalidad fitosanitaria y su red de tratados de libre comercio que facilitan el acceso a más de 60 mercados internacionales.
“Nuestra meta es seguir creciendo con calidad, innovación y sostenibilidad. La cereza es una historia de éxito que refleja el potencial del agro chileno para competir al más alto nivel mundial”, concluyó Soler.