El campo argentino atraviesa un momento de optimismo tras años de sequías que golpearon al sector agrícola y redujeron exportaciones clave. Las lluvias excepcionales de agosto fortalecieron las reservas hídricas y colocaron a cultivos como trigo, soja y maíz en condiciones óptimas, según la Bolsa de Comercio de Rosario. Se proyecta una cosecha mínima de 20 millones de toneladas de trigo, mientras maíz y soja podrían superar las 55 y 50 millones respectivamente. Este escenario impulsaría la economía nacional, aliviando la falta de divisas y generando más empleo en el sector rural. Sin embargo, el exceso de humedad podría traer plagas y complicaciones logísticas. Si el clima acompaña, la campaña 2025-2026 podría marcar una de las cosechas más productivas en la historia reciente de Argentina.
Fecha:Friday 22 Aug de 2025
Gestor:INSTITUTO IDIAT
El campo argentino vive un momento de optimismo. Tras años marcados por sequías severas y pérdidas millonarias, la campaña agrícola 2025-2026 podría ubicarse entre las más productivas de la historia, impulsada por lluvias excepcionales registradas en agosto que han fortalecido las reservas hídricas en la región núcleo. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), los suelos muestran un nivel de humedad “óptimo” para el desarrollo de cultivos clave como trigo, soja y maíz.
En los últimos tres años, el agro argentino enfrentó una de las peores crisis climáticas de su historia, con la sequía provocada por el fenómeno de La Niña. Millones de hectáreas quedaron afectadas y las exportaciones agrícolas —principal fuente de divisas del país— sufrieron un fuerte retroceso. Sin embargo, este 2025 marca un cambio de escenario: las precipitaciones acumuladas en agosto superaron los registros históricos y revirtieron el déficit hídrico en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires.
“El agua ya no es un limitante, sino un factor de impulso”, señalaron analistas de la BCR, destacando que el trigo en etapa de desarrollo ya se encuentra en condiciones inmejorables.
De mantenerse este panorama, la Argentina podría alcanzar una producción mínima de 20 millones de toneladas de trigo, cifra que podría ampliarse si el clima se mantiene estable durante la primavera. En paralelo, la siembra de maíz y soja —que comenzará en septiembre y octubre— se prepara con una base hídrica sin precedentes en los últimos 15 años.
La expectativa es que el maíz supere las 55 millones de toneladas y la soja se acerque a los 50 millones, volúmenes que consolidarían a Argentina como un proveedor estratégico en el mercado global de granos y derivados industriales.
Un repunte productivo de estas magnitudes tendría un efecto directo en la economía argentina, golpeada por la inflación y la falta de divisas. Las exportaciones agrícolas representan más del 60 % de los ingresos por comercio exterior, por lo que un año récord aliviaría las tensiones cambiarias y daría oxígeno a las finanzas del Estado.
Además, un buen desempeño del agro dinamiza el empleo rural y reactiva economías regionales ligadas al transporte, la industria de maquinaria agrícola y los servicios logísticos.
No obstante, los especialistas advierten que el exceso de lluvias también trae riesgos. El aumento de la humedad puede favorecer la propagación de enfermedades fúngicas en los cultivos y complicar la logística de cosecha en suelos anegados. A ello se suman factores internacionales, como la volatilidad de los precios de los granos en la Bolsa de Chicago y la incertidumbre geopolítica global.
La clave estará en la capacidad de los productores de manejar tecnológicamente los lotes, reforzar controles sanitarios y aprovechar los precios de oportunidad en los mercados internacionales.
La campaña agrícola 2025-2026 abre una ventana de esperanza para Argentina. Si las condiciones se mantienen, el país podría encaminarse a una de sus mejores cosechas en décadas, devolviendo competitividad a un sector que es columna vertebral de la economía nacional.