El sector porcino ha alcanzado un récord histórico en faena y consumo de carne porcina durante 2025, consolidándose como un pilar clave de la industria cárnica y de la economía rural. Según cifras oficiales, la producción creció más de un 12 % respecto al año anterior, mientras que el consumo per cápita llegó a su nivel más alto en décadas. Este repunte fue impulsado por la modernización tecnológica en granjas, la creciente demanda interna y el aumento de las exportaciones hacia Asia y América Latina. El impacto económico es notable, generando miles de empleos y dinamizando industrias conexas como la alimentaria y farmacéutica. Sin embargo, el sector enfrenta desafíos como la volatilidad en los costos de alimentación, riesgos sanitarios y la necesidad de avanzar hacia una mayor sostenibilidad ambiental. Expertos coinciden en que el reto es mantener este crecimiento de forma equilibrada, asegurando beneficios tanto para productores como para consumidores.
Fecha:Thursday 11 Sep de 2025
Gestor:INSTITUTO IDIAT
El sector porcino alcanzó un hito sin precedentes al registrar un récord histórico en la faena y consumo de carne porcina, consolidándose como uno de los rubros más dinámicos y estratégicos de la industria cárnica. Según cifras oficiales de organismos agroalimentarios, durante 2025 la producción superó niveles nunca antes vistos, impulsada por la modernización tecnológica, el incremento de granjas intensivas y la diversificación de mercados.
De acuerdo con los reportes, la faena de cerdos creció más de un 12 % en comparación con el año anterior, mientras que el consumo per cápita se ubicó en su punto más alto en décadas. Este repunte se explica tanto por el mayor acceso de la población a proteínas animales de calidad como por la preferencia de consumidores hacia productos más versátiles y competitivos en precio frente a otras carnes.
Especialistas destacan tres factores clave detrás de este desempeño:
La expansión del sector porcino no solo beneficia a productores y exportadores, sino que también dinamiza la economía rural, generando miles de empleos directos e indirectos en granjas, plantas de procesamiento, transporte y cadenas de distribución. Asimismo, el sector provee insumos a industrias conexas como la alimentaria y farmacéutica, fortaleciendo un ecosistema económico más amplio.
Pese a los logros, persisten retos importantes. Entre ellos, la volatilidad en los precios de los granos que encarecen la alimentación porcina, la necesidad de fortalecer las medidas sanitarias para prevenir brotes de enfermedades como la peste porcina africana y la urgencia de mejorar la sostenibilidad ambiental mediante prácticas de gestión de residuos y reducción de emisiones.
Un dirigente de la Asociación de Productores de Porcinos expresó: “Estamos ante un año histórico que refleja el esfuerzo del sector, pero no debemos conformarnos: el desafío es sostener este crecimiento con responsabilidad ambiental y social”. Por su parte, analistas de mercado advirtieron que la estabilidad del consumo dependerá de mantener precios accesibles y de expandir las oportunidades de exportación.
El récord histórico en faena y consumo de carne porcina marca un antes y un después para la industria cárnica, reafirmando su importancia en la seguridad alimentaria y en la economía nacional. De cara al futuro, la clave estará en consolidar la competitividad, fortalecer la sustentabilidad y garantizar que este crecimiento se traduzca en beneficios para productores, consumidores y el país en su conjunto.