En una decisión preventiva de alto impacto para el comercio agroalimentario, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) anunció la suspensión inmediata de la importación de cerdos y productos derivados provenientes de España, tras confirmarse la presencia de peste porcina africana (PPA) en territorio español. La medida responde a la necesidad de reforzar las barreras sanitarias para evitar el ingreso del virus a Chile, cuya industria porcina se ha consolidado en las últimas décadas como uno de los sectores productivos más relevantes de la economía agropecuaria.
La peste porcina africana, enfermedad viral altamente contagiosa que afecta exclusivamente a los cerdos domésticos y silvestres no representa un riesgo para la salud humana, pero sí genera graves consecuencias económicas y productivas. Su expansión puede ocasionar la pérdida masiva de animales y comprometer las exportaciones, como ha ocurrido en otros países que han sufrido brotes en los últimos años.
La autoridad sanitaria afirmó que la suspensión responde a estrictos criterios técnicos y a la necesidad de anticiparse a cualquier eventual ingreso del virus al territorio nacional. La medida incluye la restricción total del ingreso de carne fresca, congelada o procesada; embutidos; menudencias; grasas; harinas de origen animal y material genético como semen o embriones.
Chile mantiene un estatus reconocido internacionalmente como país libre de peste porcina africana, condición que ha permitido consolidar la industria agroalimentaria y exportar carne de cerdo hacia mercados estratégicos como Japón, Corea del Sur, China, México y Estados Unidos. La presencia de la enfermedad podría comprometer este posicionamiento, afectando desde grandes compañías hasta pequeños y medianos productores familiares integrados en la cadena porcina.
Gremios vinculados a la porcicultura y asociaciones agroindustriales manifestaron su respaldo a la decisión, señalando que mantener a Chile libre de la PPA es un asunto de seguridad alimentaria y económica. Enfatizaron que el cierre temporal de importaciones desde España debe complementarse con controles fronterizos más estrictos, protocolos de rastreo y campañas informativas dirigidas a productores, transportistas y consumidores.
Organizaciones veterinarias y expertos en sanidad animal coincidieron en que la globalización del comercio requiere mayor vigilancia sobre las enfermedades transfronterizas y mayor educación para reducir prácticas de riesgo, como el movimiento informal de alimentos, la alimentación con desperdicios o el ingreso de productos sin declarar en viajes internacionales.
La experiencia internacional evidencia que la peste porcina africana es compleja de erradicar. Su resistencia en el ambiente incluyendo superficies, ropa, vehículos y alimentos procesados puede facilitar su transmisión indirecta. Países en Europa del Este, Asia y América han enfrentado pérdidas millonarias y largos procesos de desinfección, repoblación y restricción comercial.
El costo de un brote en Chile sería elevado: sacrificio obligatorio de animales, impacto en exportaciones, indemnizaciones, pérdida de genética desarrollada durante décadas, presión en precios de alimentos derivados y repercusiones laborales en zonas rurales.
La suspensión de las importaciones desde España se suma a un contexto global donde los países revisan sus políticas sanitarias frente al aumento de eventos epidemiológicos. La seguridad alimentaria ya no depende únicamente de la producción, sino de su capacidad para prevenir y contener amenazas zoonóticas y enfermedades de alto impacto económico.
En este sentido, la decisión del SAG envía un mensaje de firmeza a los socios comerciales y a los actores de la cadena productiva: Chile priorizará la protección de su patrimonio zoosanitario, su competitividad internacional y la estabilidad de su sistema agropecuario.
Las autoridades reiteraron la importancia de fortalecer la bioseguridad en granjas, plantas de faena, transporte animal y puertos. Paralelamente, se evalúa ampliar sistemas de vigilancia con herramientas de trazabilidad digital y análisis de datos, además de programas de capacitación para productores pequeños y medianos, quienes podrían ser los más expuestos en caso de un brote.
Con esta acción, Chile se posiciona nuevamente como referente latinoamericano en políticas de prevención agropecuaria, recordando que en un mundo interconectado, los brotes no respetan fronteras, pero las decisiones rápidas y estratégicas pueden marcar la diferencia entre una alerta controlada y una crisis de alto costo para toda la nación.
La batalla contra la PPA no se libra en los campos, sino en las decisiones que, como la adoptada hoy, buscan asegurar el futuro de la producción nacional y proteger a miles de familias que dependen de la agricultura y la ganadería como sustento y motor de desarrollo regional.